jueves, 22 de julio de 2010

Varias razones científicas para creer en los vampiros

jueves, 22 de julio de 2010
Una noche oscura y tormentosa, el neurólogo español Juan Gomez-Alonso se encontraba viendo una películas de vampiros cuando se dio cuenta de algo extraño, el comportamiento de los vampiros era muy similar a los enfermos con la rabia.

Para empezar, esta patología es transmitida por un virus mediante mordedura, lo que es fácilmente reconocible en un ataque de vampiro. El virus ataca el sistema nervioso central, alterando el estado de ánimo y los comportamientos de los infectados. Las víctimas se vuelven inquitas y dementes y, al igual que los vampiros, su carácter puede volverse violento. La rabia tiene otros síntomas, puede causar insomnio, lo que explicaría el tema de la nocturnidad del mito vampiresco. Además, los enfermos con rabia también sufren espasmos musculares, que incluso a veces les puede llevar a escupir sangre. Más impresionante aún es el hecho de que estos espasmos son provocados normalmente por las luces brillantes, agua, espejos y olores muy fuertes (el olor a ajo por ejemplo podría aplicarse en este contexto...).

Después de estos razonamientos, el doctor se sintió obligado a continuar estudiando el mito de los vampiros y la historia médica de la rabia. Con el tiempo, descubrió una conexión aún más profunda entre los dos fenómenos: Las historias de vampiros fueron recogidas en las principales gacetas y revistas de Europa en el siglo XVIII, exactamente al mismo tiempo en que ciertas áreas europeas estaban experimentando brotes de rabia. Esto fue particularmente cierto en Hungría entre 1721 y 1728, que sufrió una grave epidemia que también afecto a perros, lobos y otros animales.

Gómez-Alonso publicó en 1998 un artículo en la distinguida revista médica Neurología en el que contó la teoría de que la leyenda del vampirismo se basaba realmente en la enfermedad de la rabia.

Sin embargo, Gómez-Alonso no fue el primer cinetífico que trató de precisar el vampirismo a una enfermedad real. En 1985 el bioquímico canadiense David Dolphin propuso un vínculo entre los vampiros y la porfiria, una rara enfermedad que se caracteriza por la producción irregular de un componente de la hemoglobina, un pigmento rico en hierro en la sangre. El trastorno puede causar convulsiones, trances y alucinaciones que duran días o semanas.

Como resultado, las personas con porfiria a menudo sufren demencia y también experimentan una sensibilidad extrema a la luz, tanto, que sufren de ampollas y quemaduras cuando su piel se expone al sol. Otro síntoma de porfiria es una intolerancia al azufre en los alimentos. ¿Qué alimento creéis que contiene una gran cantidad de azufre? Sí, lo habéis acertado, el ajo.

Volveremos más adelante con otras explicaciones científicas a los mitos de personajes "inventados", como los zombies o el hombre lobo.

Fuentes:



miércoles, 21 de julio de 2010

El Bloody Mary y la aristocracia británica

miércoles, 21 de julio de 2010
Lo que hoy conocemos como un apetitoso cóctel, el Bloody Mary tuvo su origen en una historia para no dormir de la familia aristocrática británica del Siglo XVI.

Hija de Enrique VIII de Inglaterra (1491-1547) y Catalina de Aragón, María Tudor tuvo que sufrir la desgracia de su madre, que fue sustituida en el trono por su dama de honor Ana Bolena, nueva reina de Inglaterra. Cuando nació la hija de ésta última, la que iba a ser Isabel I (1533), su madre Ana expulsó de la corte a María, que además tuvo que reconocer incluso su nacimiento como ilegítimo. Pero María Tudor llegó a suceder a Eduardo VI (1537-1553), hijo de Enrique VIII y de Juana Seymour. Ésta a su vez había sucedido a Ana Bolena, condenada a muerte por adulterio (1536) por un tribunal presidido por su propio padre.

El matrimonio de Maria Tudor con Felipe II, rey de España, provocó una rebelión que dio lugar a un endurecimiento del régimen. María impuso el catolicismo, encarceló a Isabel en la torre de Londres y persiguió a los protestantes. Todo ello no se logró sin un gran derramamiento de sangre, lo que le valió a María el sobrenombre de Bloody Mary (María la sangrienta). El célebre cóctel a base de vodka y zumo de tomate tomo así, por afinidad de color, el sobrenombre de María Tudor, llamada también María la Católica.

A la muerte de María Tudor (1558), Isabel se tomó la revancha. Repudiada tras la muerte de su madre Ana Bolena, Isabel accedió al trono de Inlgaterra con el nombre de Isabel I, marcando su ascensión al trono con un gesto fuerte: el restablecimiento de la Iglesia anglicana.

Siglos después, en todo el mundo se bebía el Bloody Mary. ¿Para honrar la memoria de los protestantes muertos o para celebrar la desaparición de la sanguinaria? Sobre esto no hay datos históricos.



jueves, 29 de abril de 2010

¿Es sangre eso que desprende el filete en mi plato?

jueves, 29 de abril de 2010
Puede que te guste la carne poco hecha, pero de eso a que el filete sanguinolento deje un rastro de sangre en el plato…
Pues nada, no hay que preocuparse, porque…NO ES SANGRE!!!.
La sangre circula por las venas y arterias de los animales vivos. Una vez en el matadero, la sangre se extrae del cuerpo del animal, excepto la que queda atrapada en el corazón y los pulmones.
Así que no llega al plato.

El filete es tejido muscular, no una parte del sistema circulatorio. El color rojo de los músculos es consecuencia de la mioglobina, una proteína que almacena oxígeno en los músculos para ser utilizado cuando se requiera energía de manera repentina. Lo que ocurre es que tanto la mioglobina como la hemoglobina de la sangre son ambas de color rojo, debido al hierro que contienen. Y de ahí la confusión.
El hecho de que diferentes animales tienen diferentes necesidades en cuanto a la obtención de energía, explica por qué sus músculos no contienen la misma cantidad de mioglobina y, por ende, el color de su carne.
La carne de ternera es más roja que la de cerdo y ésta más roja que la de pollo. Y la de los peces es mucho más blanca por el mismo motivo.



 
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