jueves, 21 de abril de 2011

Los 160 caracteres de los SMS

jueves, 21 de abril de 2011
Friedhelm Hillebrand, encargado del desarrollo de los estándares no relativos a la voz de GSM, es el hombre que inventó la mágica cifra en 1985. Debido a la escasez de ancho de banda de la tecnología móvil inalámbrica de la época –y a que nunca se pensó que el SMS fuera a ser una alternativa real a la comunicación de voz, en aquel entonces el móvil era un teléfono para el coche-, Hillerbrand limitó el SMS a los caracteres que normalmente se suelen escribir en una postal o que se leían en los mensajes de “telex”.

No hubo un estudio de mercado ni una encuesta. Una tarde, Hillerbrand se sentó frente a su máquina de escribir y tecleó varias preguntas y frases comunes para asegurarse de que con esa cifra se podrían enviar mensajes coherentes. Todas entraron dentro del límite y se optó por mantener el número. Implementarlo, sin embargo, fue algo más complicado. Los mensajes SMS viajan en una banda diferente a la voz y mucho más limitada. En un principio parecía que los mensajes tendrían que limitarse a 128 caracteres. Eliminando algunos de los símbolos y letras -el estándar GSM codificaba los caracteres en 7 bits en lugar de usar 8, o un "byte", como ocurre en otros sistemas. Cada mensaje de 160 caracteres ocupaba en realidad 140 bytes- el comité de estandarización logró añadir los otros 32.

Friedhelm Hillebrand
Este límite ha tenido consecuencias más allá de la telefonía. Twitter, por ejemplo, limitó los tweets a 140 caracteres para poder actualizar los mensajes enviando tan sólo un SMS -20 caracteres quedaban reservados para identificación -.
 
Por cierto, y para los aficionados a los datos anecdóticos, el primer mensaje SMS se envió el día 3 de diciembre de 1992 en la red de Vodafone (Reino Unido), desde un ordenador a un terminal móvil. El mensaje decía sólo "Feliz Navidad". El primer SMS escrito desde un móvil se envió un año después en Finlandia, usando un Nokia.
 
Fuentes:



miércoles, 20 de abril de 2011

El origen del pádel

miércoles, 20 de abril de 2011
Resulta realmente complicado localizar el origen del tenis, pero de lo que no cabe duda es de que el origen del pádel se encuentra en el tenis.

Según cuenta la historia, fueron los inmigrantes irlandeses en los Estados Unidos quienes introdujeron el "handball" allá por el año 1850. Este deporte inicialmente se jugaba con la mano pero pronto aparecerían las palas por un motivo bien sencillo: el frío. Efectivamente, las bajas temperaturas hacían que fuera sumamente doloroso el golpeo de la bola con la mano, por lo que rápidamente se desarrollaron unas palas de madera para poder jugar. Así es como nació el One Wall Paddleball, que ha perdurado hasta nuestros días (aunque en la actualidad tiene muy pocos adeptos).

Poco después aparecería el denominado Paddle Tennis, un deporte desarrollado por el reverendo norteamericano Frank Peer Beal con el objetivo fundamental de crear una actividad de esparcimiento para las clases bajas de Nueva Cork. Este deporte debía cumplir dos requisitos fundamentales: debía poder jugarse en los callejones o en zonas reducidas y con elementos de fácil y barata elaboración (pala de madera corta y pelota de caucho vulcanizado). El éxito fue tal que en 1922 este reverendo, ya convertido en Ministro de una iglesia del bajo Manhattan, decidió reglamentar el juego. Ese mismo año se crearía la Asociación de Paddle Tennis.

Sólo existía un problema: las heladas calles de Nueva York hacían que muchas veces resultara prácticamente imposible practicar este deporte. Por eso en 1928 James Cogswell y Fesenden Blanchard decidirían desarrollar unas plataformas de madera rodeadas de alambrada, que pudieran ser barridas y tuvieran un correcto mantenimiento incluso en los días más crudos del invierno. Así nació el Platform Tennis, que tomaría las características y reglamento del Paddle Tennis.
En 1959 Murray Geller escribe el reglamento que ha regido el juego hasta nuestros días.
Y es que el Padel, tal y como hoy lo conocemos, toma prestadas características de todos estos deportes que hemos comentado.

Existe una fecha clave para marcar el inicio de este deporte: 1969, y un fundador: el mexicano Enrique Corcuera y García Pimentel. Según cuenta la historia, Corcuera tenía una finca en Acapulco en la que decidió realizar una pista de tenis, pero se encontró con un problema: no disponía del espacio suficiente. Esto no le hizo desistir de su idea y entonces se planteó realizar la pista pero de menores dimensiones, copiando al Paddle Tennis y poniéndole las paredes de fondo y utilizándolas dentro del juego. Esto suponía una serie de ventajas para el jugador: se reducía el esfuerzo físico (al ser el tamaño de la pista más pequeño), las paredes evitaban perder las pelotas en los matorrales" la máxima a seguir: disfrutar del juego.
Pues bien, lo que inicialmente nació como una opción para adaptarse al espacio disponible y a la comodidad del jugador, terminó por convertirse en lo que es hoy: el PADEL, el deporte de pala/pelota más practicado del mundo.

Muchas gracias A. Chapinal por enviarnos este tema recogido de:



martes, 19 de abril de 2011

Península Ibérica: Historia de la Ruta de la Plata

martes, 19 de abril de 2011
Ya desde la antigüedad más remota existía una ruta que, utilizando un corredor natural  que articulaba el occidente de la Península Ibérica, permitía comerciar al pueblo tartesio con el norte de la meseta en el siglo VII a. de C. Fue esta ruta la que utilizaron las tropas romanas para avanzar hacia el norte.

En época del emperador Augusto y sobre todo  durante los reinados de los emperadores Trajano y Adriano, ya se configura como una calzada romana que en sus inicios unía Emerita Augusta (Mérida) con Asturica Augusta (Astorga), y que continuaba por la  “XXIII, Iter ab Hostio Emeritam Uxue Fluminis Anae” hasta Sevilla por el sur, y hasta Gijón por el norte a través de La Vía Carisa, calzada romana impulsada por el general Publio Carisio, cuyo objeto era unir los asentamientos militares de tierras leonesas con el mar Cantábrico. La primitiva calzada, y sus prolongaciones naturales crearon una gran ruta de comunicación que unía la cornisa cantábrica con las tierras del Sur de Hispania.

Por ella circularon mercancías, tropas, comerciantes y viajeros, en un continuo tránsito que favoreció la difusión de la cultura romana, su lengua y modos de vida, a la vez que facilitaba el control del territorio que necesitaba la administración del Imperio Romano.

Esta ruta se siguió usando a lo largo de los siglos, tanto por árabes como por cristianos durante la Edad Media, para continuar después desempeñando un importante papel en la red de comunicaciones de la Península Ibérica. La riqueza del pasado histórico de la Ruta de la Plata, cuyo nombre deriva del árabe "balat", "camino empedrado", se pone de manifiesto en los innumerables vestigios que jalonan su recorrido, que ofrece uno de los conjuntos más interesantes de nuestro Patrimonio histórico.

En la actualidad, la Autovía Ruta de la Plata o A-66 es una autovía española que cubre el trayecto entre Gijón y Sevilla. Es la segunda autovía con más kilómetros en España, (809 km) sólo por detrás de la Autovía del Mediterráneo (1330 km).

Fuentes:
http://www.rutadelaplata.com
http://es.wikipedia.org/wiki/Autov%C3%ADa_Ruta_de_la_Plata
http://es.wikipedia.org/wiki/Autov%C3%ADa_del_Mediterr%C3%A1neo



viernes, 15 de abril de 2011

Huesos y dientes: "Chivatos" de la edad

viernes, 15 de abril de 2011
En la vida cotidiana, confiamos en el aspecto físico externo de una persona para calcular su edad. Sin embargo, este criterio falla más que una escopeta de feria para conocer los años con exactitud. Lo primero de todo, porque tiene un carácter subjetivo importante y, lo segundo, porque los estragos de la edad se notan más en unas personas que en otras. Así pues, la ciencia forense necesita recurrir a rasgos de los seres humanos que cambian de forma constante con la edad, que puedan estudiarse de forma objetiva y, a su vez, tengan un bajo margen de error. ¿Y qué rasgos especiales son esos que cambian más o menos de forma constante con la edad? Los huesos y los dientes, principalmente.

Huesos chivatos

Los huesos van evolucionado gradualmente con la edad a través de dos procesos diferentes: La osificación y el desgaste óseo. Desde el nacimiento hasta aproximadamente los 20 años de edad, es la osificación la señal más indicativa de la edad de una persona. ¿En qué consiste? Desde el nacimiento, nuestros huesos no están completamente formados sino que se encuentran en un proceso incompleto de desarrollo.

Conforme van pasando los años, y dependiendo de cada hueso, van apareciendo puntos de osificación a partir de los cuales se forma hueso nuevo, lo que provoca un aumento del grosor y de la longitud constante con el tiempo (sin tener en cuenta excepciones). Además, como secuencia de este proceso de osificación, los cartílagos de crecimiento también van convirtiéndose gradualmente en hueso conforme mayor es la edad de la persona. De esta manera, cuando una persona deja de crecer se debe a que los cartílagos de crecimiento están osificados y ya no pueden aumentar más su longitud, lo que ocurre en torno a los 20 años (antes en las mujeres).

Existe la particularidad de que, para cada hueso, existe una edad concreta en la que aparece su punto de osificación y, además, también para cuando se cierra un determinado cartílago de crecimiento. Así por ejemplo, sabemos que el hueso trapecio (en la mano) comienza a osificarse a los 3 años o que el pisiforme (también en la mano) lo hace a los 9 años. Así pues, con una simple radiografía podemos saber en qué edad se encuentra una persona en crecimiento teniendo en cuenta los puntos de osificación y los cartílagos de crecimiento osificados que vemos.

La variedad de huesos que suelen utilizarse en pruebas forenses para determinar la edad de un menor, o para comprobar si realmente se trata de un menor, es muy amplia. Por su facilidad y rapidez, a menudo se utilizan radiografías de la mano-muñeca (radiografía del carpo) para estudiar los huesos correspondientes, pero también se puede estudiar la clavícula, el atlas, el pie, las costillas...

Aunque los resultados que nos ofrecen la osificación de los huesos son bastante fiables, siempre hay que tener en cuenta distintos factores que van a modificar el periodo de osificación. Así, por ejemplo, no sólo los niños y las niñas tienen diferentes patrones de osificación, la etnia también influye bastante. De hecho, la osificación ósea se da antes en los negros que en los blancos. Para tratar de minimizar los errores que pueden inducir estas variables, se comparan las radiografías obtenidas con radiografías o imágenes con el estándar de osificación para un sexo y una población dada.

Dientes chivatos

De la misma forma que los huesos, los dientes son una guía para conocer la edad de una persona a través del estudio de su mineralización y, también, de su desgaste. Cada tipo de diente va a mineralizarse de forma distinta a una edad determinada por lo que, en principio, todos ellos pueden servir de guía para conocer la edad. Sin embargo, lo que suele estudiarse más a menudo para conocer la mayoría de edad de una persona es la mineralización y maduración de los terceros molares (más conocidos como muelas del juicio o "esas dichosas muelas que te hacen dejarte un dineral en el dentista") a través de ortopantomografía.

De esta manera, la presencia de un tercer molar completamente desarrollado (independientemente si ha llegado a erupcionar o no) indica, con mucha seguridad, que la persona tiene 18 o más años. La maduración incompleta indica, con un 90% de probabilidades, una edad inferior a 18 años.

¿Qué factores pueden alterar los resultados de las pruebas de edad?

Como hemos visto antes, existen múltiples variables que van a modificar los resultados de la maduración ósea y también de la maduración de los dientes. Además del sexo y la etnia, hay que destacar gran cantidad de enfermedades que influyen, en mayor o menor medida en el proceso y que pueden falsear los resultados: Múltiples trastornos genéticos, hipotirodismo, déficit de factor de crecimiento, desnutrición...

Junto a todo lo anterior, también hay que tener en cuenta la variabilidad individual de cada uno de nosotros en los procesos de osificación ósea y de mineralización dental. Cuando se analizan los resultados de las pruebas de una persona concreta se hace comparando con los resultados estándares de su población. Aunque se deja cierto margen de seguridad, siempre existen pequeños sesgos imposibles de evitar.




miércoles, 13 de abril de 2011

La curiosa historia de los cónclaves

miércoles, 13 de abril de 2011
El cónclave es la reunión de los cardenales de la Santa Iglesia Romana para elegir al papa. También se designa con este nombre al lugar donde tiene lugar esta reunión. El nombre de cónclave viene de la expresión latina cum clave ( con llave).

Las disposiciones sobre el cónclave están contenidas en la constitución Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II el 23 de febrero de 1996. Pero el origen del cónclave no es papal, sino, aunque pueda parecer paradójico, popular.

No fueron los electores del romano pontífice o los papas los iniciadores de esta costumbre rigurosa, sino el pueblo en uno de esos actos de coraje a los que la sabiduría popular da forma de acción. Tuvo algunos precedentes. En primer lugar está lo ocurrido en Perugia, en 1216, con ocasión de la sede vacante producida por la muerte de Inocencio III y ante la indecisión de los cardenales para nombrar papa, el pueblo encerró bajo llave a los 19 cardenales en el Palacio Pontificio obligándoles a ponerse de acuerdo lo más pronto posible. El encierro surtió el efecto deseado: en poco tiempo, la Iglesia tenía un nuevo papa en la persona de Honorio III.

La experiencia se repite en 1241 al morir Gregorio IX cuando los romanos encierran a los cardenales en la famosa fortaleza de Septimio Severo, después de dos meses de sede vacante. Los diez cardenales, pronto, coinciden en la elección de Celestino IV, que moriría sólo 18 días después.

El 29 de noviembre de 1269 murió Clemente IV, francés de nacimiento. Hasta la elección de su sucesor pasarán casi tres años: el período más largo de sede vacante en la historia de la Iglesia. Y podría haber durado más si no es por la intervención decisiva del pueblo de Viterbo, que origina, en sentido estricto, el nacimiento de la institución del cónclave.

En Viterbo se reunieron 18 cardenales para elegir papa, pero no se ponían de acuerdo. El pueblo se impacientó y decidió acelerar la elección con los medios que tenía a su alcance. A la cabeza de los fieles estaba san Buenaventura, y la decisión popular no se hizo esperar: encerrar cum clave a los cardenales hasta que haya papa. Se tapiaron las paredes y las puertas. Y el pueblo se quedó a la espera del anuncio de la elección.

Pasaron aún dos meses, y el pueblo tomó nuevas medidas: racionar la comida a los conclavistas. Ni por esas. Pero el pueblo llegó a más: en pleno invierno, quitaron el techo de la sala en la que los cardenales se reunían para la elección. No se sabe si fue el hambre, o el frío, o el miedo a que los de Viterbo cumplieran sus amenazas -o las tres cosas juntas- lo que aceleró la elección del papa. Lo cierto es que la Iglesia -y con ella los audaces ciudadanos de Viterbo- tuvieron un papa que se llamó Gregorio X. Éste, que sería beatificado por la Iglesia, por medio de la constitución Ubi periculum, ordenó que la elección del papa se hiciera siempre en cónclave.

Diversos papas dieron normas sobre el cónclave. Algunas regulaciones resaltaban la necesidad de que, para acelerar el proceso de elección, las condiciones en el cónclave fueran lo más incómodas posibles. Según lo dispuesto por Juan Pablo II, durante el cónclave, los cardenales electores residirían en llamada Domus Sanctae Marthae, sin las estrecheces e incomodidades de épocas pasadas.

Esta entrada fue publicada en Historia de los Papas



viernes, 8 de abril de 2011

¿IV ó IIII?: Relojes con numeración romana

viernes, 8 de abril de 2011
No se si debo ser de los pocos que me he tirado toda la vida mirando el reloj de la puerta del Sol de Madrid cada Nochevieja y no me había percatado del "error" o "no error" del número 4 romano que aparece como IIII y no como el IV que todos conocemos y nos enseñaron. Por lo que parece, es una regla general de todos los relojes con ese tipo de numeración, aunque como en todas las reglas existen sus excepciones. ¿A qué se debe este cambio?

Existen distintas teorías sobre el porqué de la utilización de la cifra romana IIII en vez de IV. En la parte izquierda de la esfera, a la altura del IIII se sitúa la cifra VIII, que normalmente se realiza mediante cuatro trazos gruesos y uno fino. La cifra VIII es por lo tanto la que más abulta en la esfera. La simetría de ésta queda descompensada si se utiliza el IV, que normalmente se realiza con dos trazos gruesos y uno fino. La cifra IIII se utilizaría por tanto por razones estéticas, de simetría de la esfera. 

Otro argumento apunta la conveniencia adicional de utilizar el IIII ya que de esta manera una esfera necesita 20 I, 4 V y 4 X, un número par de cada una. En el proceso de construcción de las cifras, los moldes utilizados producirían a cada lado de una varilla central 10 I, 2 V y 2 X , lo cual era sin duda conveniente para la simplificación del proceso de fabricación. 

Otra teoría explica que la razón por la cual no se utilizaría la cifra IV sería por respeto al dios romano Júpiter, que en latín empieza por IV (JU). Esto tendría su origen en los días lejanos de los relojes de Sol. Aunque es una teoría extraña, la verdad es que prácticamente ningún reloj de Sol construido antes del s.XIX tiene el IV, siempre el IIII. 

Hay que destacar que el IIII no solo se encuentra en las esferas de los relojes. Los estudiosos de las antiguas inscripciones romanas en diversos monumentos de mármol, etc, han constatado que la forma IIII se empleaba de manera usual. La utilización del IIII en las esferas de los relojes no sería más que una aplicación de esa forma común. 

En todo caso la utilización de la forma IIII ha continuado de manera predominante hasta nuestros días, en lo que respecta a los relojes con numeración romana, aunque se pueden citar ilustres excepciones a la regla, como el mundialmente famoso reloj de la Torre del Parlamento de Londres, que usa el IV, como vemos en la siguiente imagen:


o el maravilloso reloj del Parlamento de Praga, que también lo hace con la numeración clásica:


Muchas gracias J.J. Asensio por ofrecernos este tema para retomar Ballesterismo.

Fuentes:
http://www.todoexpertos.com
http://monica-bevia.blogspot.com




 
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