martes, 28 de septiembre de 2010

1855: Zapatero desencadenó la primera huelga general en España

martes, 28 de septiembre de 2010
Sí, sí, no habéis leido mal. Tanto el año como el apellido es correcto. Aunque evidentemente no nos referimos a nuestro actual presidente, resulta por lo menos curioso que la primera huelga general en España fuera desencadenada por un hombre cuyo apellido es el mismo al que mañana sufrirá su primera huelga general por la polémica Reforma Laboral. Hoy os contaremos las claves de dicha huelga.  

Una breve introducción

En 1855 comenzó la primera Huelga General en España durante el Reinado de Isabel II de España. La motivación fue la orden cursada por el Capitán General de Catalunya Juan Zapatero y Navas, el 21 de junio, disolviendo las asociaciones obreras ilegales, y poniendo bajo control militar todas las asociaciones de socorros mutuos permitidas. Asimismo se sometía a la ley marcial a “todo el que directa o indirectamente se propasase a coartar la voluntad de otro para que abra sus fábricas o concurra a trabajar en ellas, si no accede a las exigencias que colectivamente se pretenda imponer”. La huelga general que duró del 2 de julio al 11 del mismo mes fue masivamente seguida. El lema de la huelga era “asociación o muerte".

El por qué de la huelga. Situación de la sociedad.

Para enteder realmente los motivos de la huelga, tenemos que saber cuáles eran las condiciones de vida de los trabajadores catalanes en la primera mitad del siglo XIX.

Los 100.000 obreros de la industria algodonera se dividían en un 40 a 45% de hombres, otro tanto de mujeres y de un 10 a un 20% de niños. El aumento de la mecanización, al simplificar el trabajo, permitió aumentar la proporción de niños, que, lógicamente, cobraban salarios inferiores a los de los adultos.

La jornada de trabajo era de 12 a 15 horas diarias y los locales de trabajo eran "bajos, de escasa capacidad, mal ventilados, faltos de luz y casi siempre húmedos en exceso".

La explotación infantil era uno de los aspectos más lamentables del sistema. Su actividad laboral comenzaba a muy temprana edad, de los seis a los siete años, y su larga jornada de 14 y 15 horas no dejaba lugar para que recibiese ni siquiera una instrucción elemental. Pero esta mano de obra barata les parecía indispensable a los patronos.

Más de la mitad de sus ingresos se destinaba alimentación y, dentro de este capítulo, el pan absorbía la mitad de la suma gastada diariamente (lo que equivale a decir que en él se consumía la cuarta parte del salario). La otra mitad del dinero gastado en alimentos se destinaba a comprar una sardina salada del desayuno (los niños sólo tomaban pan y un vaso de agua), habichuelas para la comida y patatas para la cena, más el aceite que servía para condimentar estos alimentos y dar luz en el candil. La carne estaba prácticamente ausente de la alimentación popular. Su vestido era de algodón o paño de borras, camisa de algodón, alpargatas y una gorra de paño.

El origen de la huelga

En junio de 1854 se produce el pronunciamiento de Vicálvaro (con el que se inicia la etapa histórica denominada el Bienio Progresista), seguido en julio del levantamiento de Barcelona, al que siguió la aprobación del primer reglamento de asociaciones obreras. La proliferación de sociedades cuya aparición tolera el nuevo régimen, que representan gobernadores civiles como Madoz o Franquet, permitió el establecimiento de contactos entre ellas, contactos que llevaron a sus directivos a actuar en nombre de la totalidad de los trabajadores asociados.

Como hemos dicho en la introducción, el desencadenante final fue un año más tarde, con la orden cursada por el Capitán General  Juan Zapatero y Navas, el 21 de junio.

La respuesta obrera tardó 11 días, lo que hace suponer que no fue enteramente espontánea. El 2 julio a la hora del almuerzo, los obreros abandonaron la fábricas en Barcelona, Gracia, Badalona, Sans y otras localidades de la periferia y en Igualada. La huelga había comenzado. No sin algún choque violento. El día 5 salieron para Madrid dos comisiones y fueron recibidos por el diputado por Tarragona, Estanislao Figueras. Tras una gestión a través de O´Donnell, los recibió el jefe del gobierno, Espartero, pero de manera más bien áspera, limitándose a decir a "los hijos del pueblo, mis predilectos" que cuando reanudasen el trabajo se les haría justicia.

El fin de la huelga

En Barcelona la huelga era total, aunque parte del comercio abrió a partir del día 5 de julio. El día 8 la ciudad ofrecía un aspecto más normal y se reanudó el trabajo en oficinas y jugados. La represión había comenzado y la fragata "Julia" zarpó rumbo a La Habana llevándose a 70 obreros detenidos.

El 9 de julio hubo de nuevo manifestaciones en las Ramblas. Espartero envió a Barcelona a su ayudante, el coronel Saravia, que lograría que la huelga cesase. El documento de que Saravia era portador comenzaba así: "He sabido con el más profundo sentimiento que algunos obreros extraviados por los encubiertos enemigos de la libertad y del orden público invocan mi nombre, al mismo tiempo que desconocen mi autoridad". Tras vagas promesas de deliberaciones parlamentarias y de la constitución de un jurado mixto, Saravia consiguió en sus entrevistas con los delegados obreros que éstos regresasen al trabajo el 11 de julio.

Fuentes:
http://acceda.ulpgc.es/
http://es.wikipedia.org/



lunes, 3 de mayo de 2010

Historia de los Festivos (I): Día del Trabajador

lunes, 3 de mayo de 2010
En noviembre de 1884 se celebró en Chicago el IV Congreso de la American Federation of Labor, en el que se propuso que a partir del 1 de mayo de 1886 se obligaría a los patronos a respetar la jornada de 8 horas y, si no, se iría a la huelga.
En 1886, el Presidente de los Estados Unidos, Andrew Johnson, promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas de trabajo diarias. Como esta ley no se cumplió las organizaciones laborales y sindicales de Estados Unidos se movilizaron. Llegada la fecha, los obreros se organizaron y paralizaron el país productivo con más de cinco mil huelgas.
El episodio más famoso de esta lucha fue el funesto incidente de mayo de 1886 en la Haymarket Square de Chicago: durante una manifestación contra la brutal represión de una reciente huelga una bomba provocó la muerte de varios policías. Aunque nunca se pudo descubrir quién fue el responsable de este atentado, cuatro líderes anarquistas fueron acusados, juzgados sumariamente y ejecutados.
En julio de 1889, la Segunda Internacional instituyó el "Día Internacional del Trabajador" para perpetuar la memoria de los hechos de mayo de 1886 en Chicago. Esta reivindicación fue emprendida por obreros norteamericanos e, inmediatamente, adoptada y promovida por la Asociación Internacional de los Trabajadores, que la convirtió en demanda común de la clase obrera de todo el mundo.
El Congreso de París de la Segunda Internacional acordó celebrar el "Día del Trabajador" el 1 de mayo de cada año.
Desde 1890, los partidos políticos y los sindicatos integrados en la Internacional han dirigido manifestaciones de trabajadores en diversos países en petición de la jornada de 8 horas y como muestra de fraternidad del proletariado internacional.
Este origen reivindicativo y de lucha obrera se asocia con el 1 de mayo, cuya celebración ha pasado por diversos avatares según el país y su régimen político. En la actualidad, casi todos los países democráticos lo festejan, mientras que los sindicatos convocan a manifestaciones y realizan muestras de hermandad.



 
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